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La teoría de los cinco elementos





La teoría de los cinco elementos junto con la teoría del Yin Yang
forman la base teórica de la Medicina Tradicional China

Como todo el mundo sabe. los occidentales partimos desde tiempos inmemoriales de la existencia de los cuatro elementos básicos: el fuego, la tierra, el aire y el agua. La cosmogonía china, sin embargo, se basa en cinco elementos que se nutren y controlan mutuamente. 

La teoría de los cinco elementos es otro componente más de la cosmología oriental, que aporta un modo distinto de ver con más detalle cómo funciona la energía. Si Yin y el Yang expresan una dualidad energética, los cinco elementos representan cinco fases distintas de Qi. Esta teoría plantea que el mundo material puede ser clasificado en cinco tipos de energía simbolizadas por el agua, la madera, el fuego, la tierra y el metal, que en el concepto chino se entienden no solo como materias o elementos de la naturaleza, sino como movimientos o, más precisamente, fases de transformación de la energía.

Los cinco elementos son fuerzas que se generan mutuamente, se transforman entre sí y se mantienen en adecuado equilibrio. Cuando este equilibrio se ve perturbado se manifiesta la enfermedad, por el contrario, la armonía produce salud y felicidad.

En la Medicina Tradicional China, la teoría de los cinco elementos se utiliza principalmente para explicar la fisiología y patología del cuerpo humano y para orientar el diagnóstico clínico y el tratamiento.

Cada elemento se adscribe a una estación del año. Nos preguntaremos, bueno, ¿y por qué entonces cinco estaciones? Es sencillo, los chinos han dispuesto una estación entre el verano y el otoño, que es el verano tardío.

Para todos nuestros amigos de países tropicales esto puede resultar un tanto extraño, ya que solo conocen estaciones secas y lluviosas. Pero si este es tu caso, querido lector, querida lectora, no te preocupes, que te explicaremos.

Todo el sistema chino se basa en las vicisitudes climáticas de este gigantesco país, situado en el hemisferio norte. Pero como su superficie es enorme, hay a su vez grandes diferencias entre las regiones septentrionales y las zonas mas meridionales. Por eso la teoría de los Cinco Elementos retrata esta situación climatológica.

La estación de la Madera es la primavera. Es la época del crecimiento desenfrenado, la época más creativa y alocada, la de la infancia. Es el viento que sopla del Este. Este elemento es responsable de la musculatura, los tendones y nervios, el inicio de la vida, el parto y el comienzo del crecimiento. Su color es el verde. Sus meridianos: el Hígado y la Vesícula Biliar

El Fuego es, como no, el verano. Es la época del crecimiento. Traspasado a la vida humana es la juventud, el tiempo de aprender e ir sentando las bases para el futuro. El sol calienta los campos, sobre todo en el Sur (su punto cardinal) y va madurando el grano. Su color es el rojo. Sus órganos: los vasos sanguíneos. Sus meridianos: el Corazón, el Intestino Delgado, el Pericardio y el Triple Calentador.

La Tierra es el verano tardío, la época de las cosechas, cuando el verano empieza a apagarse, cuando una luz mágica llena de plenitud los trigales amarillentos. Llegó la madurez. En esta época madura empezamos a ver los frutos de nuestros esfuerzos, de nuestros estudios y tribulaciones. Su color es el amarillo. Es una época húmeda y de cambios. El elemento Tierra rige los tejidos subcutáneos y la boca. Sus meridianos: el Estómago y el Bazo-Páncreas. Su orientación: el Sudoeste

El Metal es el otoño: las hojas caen, el ambiente es seco, y ya hemos superado la mitad de la vida. Es cuando empezamos a mirar nuestro pasado con una cierta indulgencia, cuando los resultados nos empiezan a importar menos que el simple disfrute del tiempo que nos quede. El color del metal es el blanco. Sus órganos: la nariz, el pelo y la piel. El sol se empieza a poner por el Oeste, que es la dirección de este elemento. El cuerpo comienza a menguar y a batirse en retirada de las luchas mundanas. Sus meridianos: el Pulmón y el Intestino Grueso. 

El Agua es el invierno, la vejez, todo lo vemos desde una gran distancia, nos convertimos en espectadores. Su color es el azul o negro. Un negro profundo, como las noches invernales en el Norte. Los oídos y los dientes son sus órganos. Sus meridianos: la Vejiga y el Riñón. Con alegría e indulgencia observamos a los chiquillos que juegan en la primavera de su vida. El ciclo se cierra.

Los chinos consideran que estos cinco elementos fundamentales son los que hacen posible la vida humana. Cualquier alteración, exceso o defecto en alguno de los elementos conducirá inevitablemente a la enfermedad.

Cada elemento se corresponde con determinadas cualidades corporales y psíquicas. Y cada elemento cuenta con dos meridianos (el del Fuego con 4) a él adscritos.

Aquí les presentamos, nuevamente, con sus meridianos correspondientes:

Madera: Vesícula Biliar-Hígado.
Fuego: Corazón-Intestino Delgado, Pericardio-Triple Calentador.
Tierra: Estómago-Bazo/Páncreas.
Metal: Pulmón-Intestino Grueso.
Agua: Vejiga-Riñón.


La filosofía de los Cinco Elementos tiene también una importancia radical en la cocina terapéutica de los chinos. Terapéutica no en el sentido occidental, o sea lo que tomamos para sanarnos, sino en el sentido oriental: la alimentación como parte constitutiva del mantenimiento de la misma.

Aquí les presentamos un gráfico con las principales características de cada uno de los elementos., para usarlo como orientación:








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